Angel de la noche

Circulaba yo aquella noche en mi auto, era una noche fría, húmeda, diluviaba tanto que casi no podía divisar el camino; lo que sí logre ver fue tu imponente figura en aquella esquina, con esa mini de cuero negro tan corta que dejaban ver prominentes y firmes nalgas. Pare baje el vidrio y una cara angelical me miro fijamente, la pintura de tus ojos se deslizaba en tus mejillas, tu pelo largo, negro cubrían tus hombros descubiertos y mojados por aquella terrible tormenta. Él top rojo que llevabas dejaban ver como el frió y las gotas de lluvia hacían florecer con furia tus pezones. Pasiones ocultas brotaron en mi ser, noches de lujuria imagine, mientras admiraba tu pequeño ombligo y mis ojos bajaban hacia él mas allá. Subiste al vehículo, tus piernas dibujaban esculturas eróticas sobre aquel suave asiento de cuero, deslice mis manos hacia tus rodillas y como un novato explorador busque cuevas cálidas, húmedas en donde refugiar mi boca ansiosa de placer. Mientras la noche se nos escapaba furtivamente de nosotros, de aquella hermosa lucha de cuerpos bajo aquella pertinaz lluvia, llegamos en un concierto de gemidos y alaridos a tan ansiado final; nuestra despedida nos dio a ambos sabores distintos, yo haber calmado mis salvajes instintos, tu unos pesos para despedirte con una mirada tierna y picara y seguir tu camino deseosa de calmar fantasías de hombres en aquella húmeda, fría pero acogedora noche.